El 14 de junio de 2025 entró en vigor la primera versión del delito de “ciberasedio” en el Estado de Puebla. A través del artículo 480 del Código Penal de esa entidad, se pretendió sancionar “a quien, a través de la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación, redes sociales, correo electrónico o cualquier espacio digital insulte, injurie, ofenda, agravie o veje a otra persona, con la insistencia necesaria para causarle un daño o menoscabo en su integridad física o emocional”.
Su aprobación generó un rotundo rechazo social debido a la gravedad de sus implicaciones. Primero, porque establecía una censura clara, directa, y a todas luces ilegítima, a la libertad de expresión en el espacio digital. Segundo, porque al establecerse en el ámbito penal, la peligrosidad de su aplicación -dada la redacción tan ambigua, desproporcional y vaga con que se hizo- podría derivar en la criminalización, con suma subjetividad, de cualquier emisión de críticas, opiniones, ideas y expresiones.
Días después, ante todas las críticas y rechazo a su aprobación, el 19 y 20 de junio el Congreso de Puebla organizó dos foros públicos para abordar estas reformas. Aquí es importante referir algunas cuestiones: estos foros se organizaron por el repudio generado después, y no antes, de que se aprobara la primera versión del tipo penal. Además, el primer foro no fue transmitido al público, sino cerrado, y sólo por la exigencia -que desde colectivos como la Red de periodistas en Puebla se realizó-, el segundo y último foro sí se transmitió al público. Y si bien hubo una lista amplia de participantes, cada persona tuvo sólo 3 minutos para hablar, lo cual resultó muy insuficiente y metodológicamente inapropiado para abordar y discutir a fondo las preocupaciones y recomendaciones para subsanar los peligros de la reforma. Es importante resaltar que, durante los foros, la mayoría de las personas participantes manifestaron claramente su rechazo a la norma y la exigencia de su derogación.
Sin embargo, ganó la irresponsabilidad y la voluntad censora de las y los legisladores locales. El Congreso poblano determinó, con su mayoría establecida, no derogar la norma. Y casi un mes después, el 10 de julio, el Congreso aprobó reformas al delito de “ciberasedio”, supuestamente con la intención de hacerlo menos subjetivo y amplio.
En el ahora reformado y vigente delito de “ciberasedio” se sancionará a quien “de forma reiterada o sistemática realice actos de vigilancia, hostigamiento, intimidación u ofensa a otra persona, y como consecuencia altere su vida cotidiana, perturbe su privacidad o dañe su integridad física o emocional”. El cambio en su redacción no resuelve nada en absoluto, al contrario, persisten elementos ambiguos, subjetivos y la posibilidad aún factible de que se sancione un ejercicio legítimo de la libertad de expresión hasta con prisión.
Además, incluyeron un párrafo con el “objetivo” de salvaguardar la libertad de expresión, pero eso no resuelve la problemática de censura que trae en el fondo esta norma: al final, si se inicia algún procedimiento penal contra alguien que realice expresiones o críticas “reiteradas”, quedará al arbitrio de las fiscalías y juzgados si se ejerció la libre expresión de manera legítima o no. Así, los casos que puedan iniciarse por “ciberasedio” en Puebla pueden traer fuertes cargas y razones políticas detrás para criminalizar la libre expresión y crítica.
Finalmente cabe subrayar, por la importancia del tema, algunos de los argumentos erróneos e imprecisos que emitió la presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso de Puebla, Laura Artemisa García Chávez, el día de la aprobación de la nueva reforma al delito de “ciberasedio” el pasado 10 de julio.
Primero, refirió que ahora hay voces críticas que se levantaron contra el delito de “ciberasedio” pero que no estuvieron en el pasado cuando, por ejemplo, se aprobó en 2014 la denominada “ley bala” que criminalizaba la protesta social en Puebla bajo el gobierno de Rafel Moreno Valle. Esto es falso. En ese entonces, desde sociedad civil local y nacional hubo amplio rechazo y hasta se promovieron diversos juicios de amparo, y se realizaron campañas y actos para conseguir su derogación.
Segundo, la legisladora García Chávez criticó que actualmente en el Código Civil está establecido el daño moral, que se refiere a afectaciones a los “afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada” y que nadie reprueba esto. Su análisis es erróneo. Desde hace años, tanto organismos internacionales como organizaciones de la sociedad civil hemos señalado y exigido al Estado mexicano a derogar o no aprobar normas en el ámbito penal que criminalicen la libre expresión, y que la regulación sea en la vía civil, como el tema de daño moral.
Ahora bien, si el Congreso de Puebla (y cualquier otro Congreso) quiere realmente proteger la libertad de expresión, sería necesario que reformaran las normas sobre daño moral en dicha entidad para establecer filtros a las demandas, que por esa vía también se usan para arremeter contra quienes ejercen su libre expresión o periodismo. El acoso judicial a partir del daño moral también se ha vuelto una vía, aunque civil, a través de la cual ciertos actores buscan amedrentar y censurar. Reformas como esa sí contribuirían a una democracia, en vez del establecimiento irresponsable de más delitos que solo sirven como mordaza, como el de “ciberasedio”.
Estamos a la expectativa y mantenemos la exigencia de que tanto la Comisión Estatal como Nacional de Derechos Humanos promuevan acciones de inconstitucionalidad contra el delito de “ciberasedio”. De lo contrario, no habrá diferencia entre estas comisiones y la Comisión Nacional de Derechos Humanos del pasado, que se negó a combatir la “ley bala” ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2014. Aquí demostrarán si son más de lo mismo, o no.
*Luis Knapp es Coordinador de defensa en ARTICLE 19 México y Centroamérica.
Después de que el mes pasado el resort norcoreano de Wonsan Kalma abriera sus puertas, recibió al primer grupo de turistas extranjeros.
Un nuevo resort de playa en Corea del Norte -ampliamente criticado por grupos de derechos humanos debido al duro trato a los trabajadores durante su construcción- recibió su primer grupo de turistas rusos.
Conocido como Wonsan Kalma, el complejo fue inaugurado en una gran ceremonia el mes pasado por el líder norcoreano, Kim Jong-un, quien lo elogió como un “destino turístico y cultural de clase mundial”.
Los detalles de la construcción de este resort se han mantenido en secreto en un país prácticamente cerrado al mundo exterior.
BBC Verify ha estudiado imágenes satelitales, obtenido documentos internos de planificación y ha hablado con expertos y antiguos funcionarios norcoreanos sobre sus preocupaciones por los abusos de derechos humanos durante la construcción del sitio.
Kim Jong Un pasó gran parte de su juventud en Wonsan, y antes de la construcción del nuevo complejo turístico, la ciudad fue un popular destino vacacional para la élite del país.
“Cuando se planeó la zona turística de Wonsan al principio… la idea era atraer a alrededor de un millón de turistas mientras que se mantenía como una zona cerrada al mismo tiempo”, dice Ri Jong Ho, un alto funcionario de economía en Corea del Norte, quien participó en las primeras etapas de planificación del complejo pero que desertó en 2014.
“La intención era abrir un poco Corea del Norte”.
En 2017, un año antes de que comenzara la construcción, Kim envió una delegación a España en una misión de investigación en la cual el equipo recorrió el complejo turístico de Benidorm.
La delegación norcoreana “incluía políticos de alto rango y numerosos arquitectos que tomaron muchas notas”, recuerda Matías Pérez Such, miembro del equipo español que acogió al grupo en un recorrido que incluyó visitas a un parque temático, hoteles de gran altura y un puerto deportivo.
Un folleto norcoreano con un mapa del complejo turístico muestra 43 hoteles identificados a lo largo de la playa, así como casas de huéspedes en un lago artificial y zonas para acampar.
Hemos comparado estas ubicaciones con imágenes satelitales de alta resolución, aunque no podemos verificar si realmente se han completado y están listas para recibir visitantes.
Un parque acuático, con imponentes toboganes amarillos, se encuentra apartado de la playa.
Más al norte, se encuentra un barrio de ocio que incluye edificios identificados en el plano como un teatro, centros recreativos y de fitness, y un cine.
Imágenes satelitales que comenzaron a tomarse a principios de 2018 y que se registraron durante 18 meses revelan la aparición de decenas de edificios a lo largo de los 4 km de costa.
Para entonces, ya se había completado alrededor del 80 % del complejo turístico, según una investigación realizada por la empresa de imágenes satelitales SI Analytics, con sede en Corea del Sur.
Sin embargo, tras esta frenética construcción, las obras parecen haberse detenido.
La construcción se reanudó tras una reunión en junio de 2024 con Kim y Vladimir Putin, donde el presidente ruso afirmó que animaría a sus ciudadanos a visitar los centros turísticos de Corea del Norte.
Este rápido ritmo de construcción ha suscitado preocupación por el trato que reciben quienes trabajan en el lugar.
La ONU ha denunciado que en Corea del Norte se use un sistema de trabajo forzoso, en particular las “brigadas de choque”, en las que los trabajadores a menudo se enfrentan a duras condiciones, largas jornadas y una remuneración insuficiente.
James Heenan, de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Seúl, afirma: “Hay informes de que el complejo se construyó utilizando lo que llaman brigadas de choque”, declaró Heenan.
“También hemos visto informes de que la gente trabajó 24 horas al final para terminarlo, lo que me suena a una brigada de choque”.
La BBC habló con un norcoreano que sirvió en brigadas de choque y eventualmente llegó a dirigirlas.
Aunque Cho Chung Hui —quien posteriormente desertó— no participó en la construcción del complejo turístico de Wonsan, recordó las brutales condiciones de las brigadas que supervisó.
“El principio de estas brigadas era que, pasara lo que pasara, había que completar la tarea, incluso si te costaba la vida”, dijo.
“Vi a muchas mujeres sometidas a un gran esfuerzo físico y con una alimentación tan deficiente que sus periodos se detuvieron por completo”.
Kang Gyuri, quien trabajó en Wonsan antes de huir a Corea del Sur en 2023, afirma que su primo se ofreció como voluntario para laborar en la obra porque lo veía como una vía de acceso a la residencia en Pyongyang, la capital del país, reservada para ciudadanos de confianza del régimen.
“Apenas podía dormir. No le daban suficiente para comer”, dijo.
“Las instalaciones no están bien organizadas; algunas personas simplemente mueren mientras trabajan y las autoridades no se hacen responsables si caen muertos”.
Kang también afirmó que los residentes de Wonsan fueron expulsados de sus hogares a medida que el proyecto del complejo turístico se expandía, muchas veces sin compensación.
Aunque no es un caso relacionado con lo que contó Kang, BBC Verify identificó mediante análisis satelital la demolición de edificios cerca de una carretera principal que conduce al complejo.
En su lugar, ahora se ven bloques de pisos más grandes.
“Simplemente demuelen todo y construyen algo nuevo, sobre todo si está bien ubicado”, dijo Kang.
“El problema es que, por muy injusto que parezca, la gente no puede hablar abiertamente ni protestar”.
La BBC le pidió expresiones a funcionarios norcoreanos, pero no tuvo respuesta.
Corea del Norte ha estado prácticamente cerrada a los visitantes extranjeros, y en los últimos años solo se han permitido ciertos viajes estrictamente controlados.
Wonsan Kalma no solo se considera un factor importante en la recuperación de la economía del sancionado país, sino que también fortalece sus lazos con Rusia, que se han estrechado recientemente gracias a su apoyo militar a la guerra de Moscú en Ucrania.
Según los primeros documentos de planificación consultados por BBC Verify, el objetivo inicial era atraer a más de un millón de visitantes, y se esperaba que los turistas extranjeros procedan principalmente de China y Rusia.
Hemos revisado las páginas web de agencias turísticas tanto en China como en Rusia en busca de anuncios que promocionen viajes al nuevo complejo turístico.
Ninguna de las agencias chinas que consultamos anunciaba viajes a Wonsan. Sin embargo, en Rusia, identificamos tres agencias que ofrecían tours que incluían Wonsan Kalma.
A principios de julio, llamamos a una de las agencias rusas haciéndonos pasar por un cliente interesado, una semana antes de su primera salida programada para el 7 de julio, y nos informaron que había atraído a 12 personas de Rusia.
El viaje de una semana a Corea del Norte, que incluía tres días en el complejo turístico de Wonsan, costaba US $1.800 dólares, un 60 % más que el salario mensual promedio en Rusia.
Según este operador turístico, se han programado dos viajes más para agosto.
Contactamos con las otras dos agencias que ofrecían paquetes turísticos similares, pero se negaron a revelar cuántas personas se habían inscrito.
Andrei Lankov, experto en relaciones ruso-norcoreanas de la Universidad Kookmin de Seúl, afirmó que era muy improbable que Wonson Kalma se hiciera muy popular entre los visitantes rusos.
“Los turistas rusos pueden ir fácilmente a lugares como Turquía, Egipto, Tailandia y Vietnam, que son muy superiores a todo lo que Corea del Norte pueda desarrollar”, afirmó.
“Los estándares de servicio son más altos y no se está bajo supervisión constante”.
Información adicional de Yaroslava Kiryukhina, Yi Ma y Cristina Cuevas. Gráficos de Sally Nicholls y Erwan Rivault.
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